domingo, 17 de febrero de 2008

La crisis de Camba

Feas la imágenes del final del partido. Más feas aun que el partido mismo que jugó Cambaceres que ya de por sí fue un espanto. Con Martín Muñoz yéndose de la platea junto a Mauro Amato insultado por algunos hinchas. Con Mármora tomado de la camiseta para que no vaya a buscar a los plateístas que lo insultaban. Era solo el epílogo de un aplastante 3 a 0 de Flandria sobre un fantasmal Cambaceres. Y el prólogo para otro técnico devorado por la crisis: Raúl Mármora renuncio, y van...
"No tengo fuerzas para seguir, y puse mi renuncia a disposición porque el apoyo de los dirigentes no es total. Algunos que antes me apoyaban ya no lo hacen y en esas condiciones no puedo seguir" Raúl Mármora estaba destrozado, sentado en un banco fumando, y ante el pedido del periodismo para explicar la actuación y la lacerante derrota del equipo, sorprendió con la decisión. Sin embargo los argumentos no pueden discutirse mucho. "Hay algunos que quieren armarme el equipo y eso no lo puedo tolerar. Además siento que no voy a poder dar vuelta lo futbolístico, aunque no es culpa de los jugadores; ellos dieron absolutamente todo".
Lo cierto, más allá de las coherentes razones con las que Mármora explica su renuncia, es que nada de esto garantiza la crisis en la que está preso desde hace ya demasiado tiempo este equipo. Sin respuestas de ningún tipo en la adversidad. Y sin propuesta ofensiva en ningún caso. El desaliento que despierta lo que Cambaceres contagia es tal, que en algún momento los hinchas magaron con cánticos de repudio, hasta que se dieron cuenta que nada ni nadie los podía hacer reaccionar. Hacía rato que jugadores, y cuerpo técnico estaban sumidos en u mar de nervios e impotencia.
Encima enfrente estaba un muy buen equipo como Flandria, que se aprovechó en una tarde iluminadísima de todas y cada unas de las evidentes deficiencias del conjunto de Ensenada. Realmente descibir el desarrollo del partido sería enumerar un sinfín de aciertos del conjunto de Jáuregui y un sinfín de desaciertos del Rojo. Porque a excepción de Nacho González, y del segundo tiempo de Damián Soria (que jugando como único volante central rindió mejor), el resto no aportó casi nada. Si esta vez hasta Gesualdo no anduvo bien y se hizo expulsar como resultado de un desborde de nervios.
Es verdad que el primer gol de Flandria a través de ese cabezazo al ángulo a la salida de un córner de Cuevas, le dio un rumbo al partido que ya Camba nunca pudo retomar. Pero también lo es que cada vez que sucede esto (que le convierten primero), los papeles se queman con una facilidad alarmente. Por eso era cuestión de que a partir de allí el Canario convierta en cualquier momento el segundo (que llegó con un jugadón por la derecha y taco incluidos en la definición), y el tercero.
Cualquier análisis posterior carecerá entonces de sentido. Porque la superioridad futbolística y física del visitante era tal, que ya nadie en Cambaceres pudo evadirse del mal clima que empezó a bajar de las tribunas. Entonces Oltolina (demasiado resistido) se insultó con un hincha, y Gesualdo metió un patadón, y Russo agarraba la lanza y quería salvarse solo, y...todo era un caos.
Después, vino lo que descibimos al principio, más exaltaciones de ánimos, más insultos, el ataque de nervios de Mármora; su renuncia, y las acusaciones a algunos dirigentes. Hinchas esperando a la salida del vestuario por explicaciones que nunca llegarían. La policía tratando de despejar la salida, y mucha confusión generalizada. Como si lo que el equipo transmite en el campo de juego fuera el reflejo de lo que sucedía afuera. O viceversa, que sería lo mismo. Pero ya nada de eso tenía sentido, Camba había vuelto a perder, y esta vez de manera más que angustiante. Las luces de alarma están todas encendidas. Y hay que ver quien las podrá apagar...

Por Martín Ortíz (www.lasvocesdelascenso.com.ar)