miércoles, 19 de marzo de 2008

La actitud de Camba no merecía semejante castigo












Fue una puñalada al corazón, certera, artera, de esas de las que no se puede reponer. Defensores de Cambaceres había tenido mucha actitud, lo había complicado a Deportivo Morón y cerca estaba de sumar un empate. Pero en el minuto 48 y medio del complemento, las esperanzas se derrumbaron una vez más y el local, sin merecerlo, terminó ganando 1 a 0, con el gol agónico de Akerman. Demasiado castigo para este Rojo tan vapuleado. Y fue demasiado castigo porque la actitud del equipo de Borgarelli fue muy distinta a la que mostró en la derrota con Acassuso.
Para Camba la permanencia en la categoría está cada vez más complicada.
Podríamos decir que hasta los treinta minutos del complemento el partido transcurría con altibajos pero todos coincidíamos en que la visita había hecho el gran desgaste y hasta era el equipo que había contado con las mejores situaciones.
Es que los jugadores supieron interpretar en el campo de juego lo que el técnico tanto había ensayado en la semana. Cambaceres fue un equipo muy ordenado y batallador. Mostró una gran solidez defensiva (Morón casi no pudo inquietar a Nacho González, salvo algún disparo de media distancia) y un notable despliegue en la mitad de la cancha. Allí, Nahuel Benavente se le pegó a Pablo Casado (le quedó incómodo el partido) y no gravitó en el local. Casanova y Banegas se movieron en la función de doble enganche, el debutante Leiva corrió a destajo por la izquierda y Ladogana, hasta que se cansó, mostró su aporte por la derecha. Camba se las ingenió para sorprender a Morón al sacarle por momentos la pelota y cuando la tuvo atacarlo por los costados. Así contó con un par de chances importantes. Una de ellas, quizás la más clara, aquel remate de Ladogana, que se fue cerca del palo izquierdo en el primer tiempo.
Morón nunca pudo imponer su juego. Se mostró impreciso y fueron escasas las veces que pudo acercarse con peligro. El Rojo jugó con aplomo y tranquilidad. Estaba la sensación de que hasta podía ganarlo, aún más cuando a los 28 minutos del complemento se fue expulsado Rodrigo Gómez, por doble amonestación.
Los quince finales fueron diferentes y como también los imaginamos, se jugaron en campo de Cambaceres, que se resguardaba y esperaba por una contra.
El local no lograba ser claro, no había jugado un buen partido de fútbol pero sólo le interesaba poder llevarse los tres puntos. A los 40 minutos, en una situación muy confusa y que generó gran revuelo, Banegas agredió a un camillero (lo habría insultado al jugador) que lo retiraba del campo de juego y el árbitro Javier Grone decidió expulsarlo. Un rato antes una caída de Ramón Leiva en el área de Morón pareció penal. Nada cobró el hombre de negro.
Los dirigidos por Borgarelli esperaban el rechazo de su defensa para salir rápidamente de contra. El gol llegó cuando se jugaban tres minutos de los cinco que había adicionado el árbitro. Remate de Falczuk que da en el palo derecho y Akerman que cumplió con su cuota goleadora.
¿Está bien que Cambaceres se haya ido con las manos vacías? Decididamente, no. Fue una tremenda insjuticia.
El fútbol es así, hubo que esperar hasta el final cuando todos creíamos que terminaba en empate para que las gargantas de los hinchas de Morón puedan gritar y para que fuera un nuevo golpe para los sufridos parciales del Rojo. El panorama se torna cada vez más complicado y la permanencia pende de un hilo.
QUINTA AMARILLA
Mariano Quillutay sumó la quinta tarjeta amarilla y se perderá el cotejo del lunes contra Comunicaciones.-